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Una sedición

Publicado: 2018-01-25

Colocada en el precipicio del siglo, nuestra generación eligió la rebeldía y los poetas recorrieron los misteriosos derroteros y estaciones de su azarosa expedición. Entonces emprendí la osadía de una poesía andina, errante y revolucionaria, mientras un aciago presente posmoderno se desplomaba sobre el orbe, convirtiendo en escombros los mejores bríos de la multitud. 

Había afrontado sobrevivir en las europeas calles de la orfandad. Uno más entre el fragor del oleaje migrante, tiempo después verdadero aluvión. Los despojados de los tres océanos reclamando las migajas de la deuda histórica. En ese destierro, así con desembarcos y naufragios, a través de la llana solidaridad o el infame racismo, los versos se fueron trenzando como leños de saudade, rudeza y fervor.

Parado y sedicioso en una piedra, asumí los fundamentos del oficio: un artista no admite más oxígeno que la libertad creativa, ni mayor deontología que la potencia liberadora del arte. En su fidelidad a esta razón social el escritor resuelve sin remedio su propia razón de ser.

Y es que la literatura, patria del lenguaje excelso, porta, como todo en la vida, una dimensión política, que ejerce con prodigiosa creatividad. Debe poder reflejar, recia pero sublime, la antinomia congénita de la sociedad, la sociedad de clases, tallando su denuncia con la sola destreza. He aquí pues un destino para el poeta, para el tenaz augur, vigía leal de la humanidad productora.

Por eso acometí mi enardecida tromba, mi crónica nómada y un lirismo subversivo. Para hacer de la poesía ese libre terruño en constante retorno a nuestra matria grande, aquella de la andinidad insurrecta.

Y todo esto a pesar de la insoportable liviandad de la literatura fútil. Porque, desdichadamente, hoy en este mundo la literatura pervive anegada de oportunistas, poseros y reaccionarios. ¿Cómo dices, Yván? Tal como se escucha. Pero no me arredra. Hago poesía para jóvenes. Jóvenes sin épocas, juventud de las eras. Para los que militan en una nueva vida. Para quienes la poesía continuará siendo un relámpago maravilloso, el canto de los pueblos oprimidos y la redención del hombre.


Escrito por

Yván Yauri

Poeta. Leninismo-trotskismo.


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